jueves, 14 de junio de 2012

"LA MIRADA DE " EL CHANGO"


Por:



KATHERINE MARÍN RODRÍGUEZ
Lic en español y literatura
Facultad de Educación
Universidad del Quindío.


                                                                              



                                                           La Mirada de "El Chango"
 

Símbolos que atraen a los costumbristas, que entretienen a los posmodernos y que aburren a la transmodernidad son  algunas de las tantas evaluaciones que a nuestro parecer definen a mujeres de ojos grandes de Ángeles Mastretta (1990) y ahora diremos el porqué.

Con elementos sinónimos de la modernidad como la necesidad y casi obligación al casamiento, haciendas llenas de hijos en crecimiento, cenas familiares atiborras de platos típicos en este caso de productos de la tradición mexicana, fidelidad, hombres cabeza de familia fuertes y trabajadores proveedores de los elementos necesarios para la subsistencia de una gran casta y  ascendencias aferradas a el estancamiento feminista, hacen  de mujeres de ojos grandes  el sueño de cualquier lector  o lectora alineado a los dictámenes del siglo XVIII y XIX.

El levantamiento de los subconscientes que impulsan a ese grupo de imaginarios feministas  creados por Ángeles Mastretta y el cómo todos esos elementos costumbristas anteriormente nombrados trabajan para darle  forma a unos argumentos que sobrepasan la línea de la postura siempre vista de las mujeres del hogar, son las vías que logran  enganchar a los amantes de las rupturas de las márgenes socialmente establecidas que marcaron durante mucho tiempo y que aún siguen marcando, en poca medida, a esos seres caseros llamados mujeres que primitivamente solo servían para crear y  evolucionar vida.
La falta de  la máxima extrañeza, de la rara estética, multi-culturas producto de la globalización son las razones que a nuestro juicio les hacen cerrar los ojos a los y a las consumistas resultado del hoy y expectantes de la literatura del mañana que por casualidad o por causalidad  de la vida llegasen a acercarse a este libro.

El propósito de este trabajo no es ascender o descender lo ya logrado por esta escritora mexicana, Ángeles Mastretta. Eso a nuestro alcance es prácticamente imposible. Solo se busca mediante  un ángulo académico dirigido a lo marginal  y otro dirigido a lo empírico interpretativo darle a este grupo de mujeres de ojos grandes, del que alardea esta obra, una mirada liviana, joven y la más original que sea posible
.
La tía Charo, la tía Fernanda, la tía Cristina, la tía Carmen, la tía chila, la tía Isabel, la tía Eloísa, la tía Rosa, la tía Ofelia, la tía Elvira y demás  mujeres protagonistas del conjunto de  pequeñas historias que, a causa de carecer de título cada una sin ninguna dificultad  pueden  verse como parte de un solo hilo narrativo, no solo tienen en común ser tías, madres y esposas. Lo que las hace tan parecidas unas a las otras y tan diferentes del resto de femeninas es el haber dejado que lo que gritaba su interior reemplazara y tomara el lugar de esa coraza de recates, tumbando así  las tantas mascaras que debe colocarse una mujer para afrontar la cotidianidad, mismas mascaras que brindan esa seguridad que deja el pasar de la casa de los padres a la casa de su marido, quedándose allí al igual lo que hizo su ascendencia, envejeciéndose  mientras engordan descendencia hasta el final de sus vidas.
Esas mujeres de ojos grandes, las que le abren sus ojos más de lo normal a la realidad, esas  mujeres, son las únicas que triunfan. Las que logran sus verdaderos éxitos y no los triunfos que les regalan o que algunas solo logran mendigando a sus contrapartes sexuales.

Ángeles Mastreta, esta mexicana de nacimiento y como lo deja ver en su literatura, de corazón también, no cree en el feminismo, término que obligatoriamente debemos trabajar. Ella  afirma que: “hay quienes piensan que el feminismo es una corriente ideológica, yo creo que es un instinto”.  Un instinto que si alguna mujer real encaminara hacia el lugar adecuado, hacia el lugar en el que Mastretta logra encaminar a sus femeninas protagonistas, sin ninguna dificultad cualquier mujer real podría lograr sus más locos e inalcanzables sueños. Como lo dice Mastretta: “Si se pudiera juntar toda la creatividad y la energía que las mujeres han puesto en la cocina para emplearla, por ejemplo, en conquistar el espacio, hace tiempo que podríamos pasar los fines de semana en Marte”.
El feminismo en sí mismo ya es posmoderno. Pero  más posmoderno es ese pensamiento de la mujer conquistando el universo sin prejuicios de ninguna índole,  sin prejuicios masculinos ni femeninos.


Ahondemos ahora en los cuentos del libro.  Algunos cuentos son permisivos. Son permisivos porque permiten al lector o a la lectora, mejor dicho, identificarse con el personaje, querer ser como ella y ver reflejados sus sueños  y andanzas. Soñar ser o despertar la necesidad  de encaminarse a ser como el personaje. Un ejemplo de lo que decimos  es aquella  narración de la que es protagonista el personaje de la tía clemencia Ortega. Clemencia Posee una fuerza y una seguridad que bien podría confundirse  con la misma que posee un soltero en su mejor época estudiantil. Ella toma la vida como un placer constante. Desborda sus instintos en el sexo y en su libre pensamiento. Su siempre reacia reacción hacia el matrimonio es una de las tantas cosas que la hace tan diferente a las demás. El cómo acaba su historia y él como acaba ella sometiendo a su compañero de narración, nos hace pensar y confirmar una vez más que los hombres huyen de las mujeres que los quieren castrar y aman a las mujeres que no los quieren ver castrados solo para placer propio. ¿Qué mujer no quiere  ser dueña de su propia vida  mientras se hace dueña de la vida de otro como lo hace la tía Clemencia? El permitirle soñar a la lectora ser como esa protagonista es una reacción de las tantas reacciones que busca una lectura.

Algunos de los otros cuentos del libro  no son tan heroicos y trascendentes por decirlo de alguna manera.  Aunque no despierten esa misma sensación de transformación y superación femenina sí podemos decir que son únicos. Algunos son fáciles, otros no tanto, pero todos motivan a querer leerlos. Algunos al leerlos, ya  sea por comodidad,  dejan esa sensación de seguir leyendo cada página que sigue y otros, ya sea por incomprensión, dejan la necesidad de releerlos y querer seguir leyendo para advertir que más se descubre o que más no se descubre en el libro.


Así como no existen  hombres sin mujeres, no hay mujeres sin  hombres. Por esta misma razón es el momento de detenernos un instante a hablar de algunos de los rasgos característicos de los personajes masculinos que vemos acompañando las historias de esas mujeres de ojos grandes.
En todos y en cada uno de los cuentos existe un personaje masculino que marca la vida de la protagonista para bien o para mal. Padres, esposos, novios, amantes, compañeros de pasiones, etc. Lo que hacen ellos o dejan de hacer en la vida de estas mujeres es el  impulso que necesitaban para  transformar sus vidas y sacarlas de ese rumbo predestinado para ellas.

No cabe duda que las mujeres de este tipo de narraciones tienen el mando. Se paran del mal que les hacen, si se aburren se desaburren, si quieren comer comen sin permiso alguno y viven casi de manera egoísta su propia existencia y  sus hombres, pues se muestran resignados a causa del gran amor u obsesión  que tienen hacia ellas. No les importa lo que estas les hagan con tal de mantenerlas a su lado. Infidelidades, abandonos, desamor y rechazo son acciones que deben soportar pero que los atan mucho más a las dueñas de sus pensamientos. No sabemos si es adrede o por casualidad que Ángeles Mastretta muestra a sus personajes femeninos con una fuerza  y seguridad características de los grandes hombres patrones modernistas y a los hombres con los mismos o parecidos sentimientos frágiles característicos de las mujeres encerradas en grandes vestidos y habitantes de una sociedad en la cual mostrar un tercio de piel era un pecado.


Para concluir queremos dejar claras dos ideas. La primera  es que  la literatura de Mastretta y por ende este libro va dirigido tanto a hombres y  como a mujeres. Para ella no existe una literatura de género.  Ella lo deja bien claro en una entrevista que  le realizo Mariela De Marchi una corresponsal en Italia de "El jardín de Milena”,  programa radial español dedicado al estudio de obras ilustres de dramaturgos y poetas famosos.  Cuando se le preguntó si es justo dividir los hombres y las mujeres, hablar  de literatura de género y dividir los libros como si fueran baños públicos ella dice:

“Nos hemos quejado muchísimo tiempo las mujeres de que ¡oh! las mujeres hemos estado marginadas, estamos marginadas, no se nos toma en cuenta... En el momento en que se habla de literatura femenina, se privilegia la opción como literatura femenina, al mismo tiempo se está otra vez discriminando. ¿Por qué tenemos que enfatizar que esta literatura es femenina en lugar de enfatizar que es buena? Entonces yo no estoy a favor de que se diga que hay una literatura femenina o que sobre todo o que crucialmente la escritura de una mujer vale porque es de una mujer y no porque es buena o mala. Sin embargo también puedo decir que creo que hay algunas cosas, algunos tonos, algunos modos de contar, algunas historias que les interesan más a las mujeres que a los hombres. Lo cual no quiere decir ni que todas las mujeres los ejerzan ni que no hayan hombres que los ejercen.”

En el caso explicito de mujeres de ojos grandes tanto hombres como mujeres lo pueden y deberían leer. Las mujeres para que aprendan lo que deberían hacer y ser y los hombres,  para que vean en los personajes masculinos  lo que deberían no hacer , lo que ya hicieron, lo que están haciendo o lo que van  rumbo a hacer a casusa de las mujeres y  de la siempre locura del amor.

La segunda es que el interior y un muy buen lado de Ángeles Mastretta se exteriorizan en esta obra, ya que siendo ella mujer ¿quien mejor para hablar de las penurias y deseos de las mismas? En la misma entrevista de Mariela De Marchi ella aseguro darle prioridad a la narración de experiencias intimas vividas. Dice que siempre lo hace y que se le volvió una preferencia.  En sus obras narra experiencias de ella misma y experiencias cercanas a su vida.  No es ningún secreto y es prácticamente imposible que Mastretta  o cualquier otro escritor elabore un libro completo sin al menos renombrar algún dolor o alegría propia o ajena:

“Le he ido dando prioridad... No, quizás desde el primer libro lo hice, quizás desde que hacía periodismo lo hacía. Porque cuando empecé a escribir escribía una columna que se llamaba “Del absurdo cotidiano”, que era una columna diaria en un periódico, y sin embargo acabé hablando de la vida privada de los demás. Acabé contando lo que le pasaba a una amiga mía, lo que le pasaba a una niña lastimada, a una mujer golpeada, a una violada, a un hombre asaltado. Acabé hablando de la vida privada, que era pública. Entonces sí, la privilegio, supongo porque me sigue pareciendo privilegiable, me sigue pareciendo que es lo más importante que nos pasa. Me sigue pareciendo que, dado que lo privado se vuelve público, darle sensatez, intensidad, sabiduría a lo privado inevitablemente va a conceder que lo público resulte más sensato y más generoso de lo que es. Yo creo que el hecho de que la vida pública, actualmente y muchas veces en el pasado, resulte contradictoria y mal hecha, está relacionado con que la vida privada no está siendo siempre bien tratada. Ni se le dedica el tiempo suficiente ni se acoge con suficiente sabiduría.”

El nombre de este trabajo: “La Mirada” de “El Chango” es una consideración que se le hace al mexicano veracruzano de nacimiento e ilustrador de la portada del libro de Mastretta en cuestión. Ernesto “El chango” García Cabral desde muy joven es un genio del dibujo y  en esta ocasión transforma muy bien las letras de Ángeles Mastretta en trazos de colores con forma de mirada de mujer.


BIBLIOGRAFIA:

Mastretta.Á (1990). Mujeres de ojos grandes. Ed. planeta Colombia S.A/ Seix Barral independencia Buenos Aires.
Mastretta, Á (1993). El guiso feminista. Puerto libre. México: Ed. Cal y Arena, Pp. 89-93.

WEBGRAFIA:
De Marchi M. Entrevista a Ángeles Mastretta.” El jardín de milena”. M. Axolotl Literatura y Arte (Mayo 3 2012)  http://revistaaxolotl.com.ar/esp08-2.htm.

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